ilustración: Gabi Rubi. Publicado en 2013 por Editorial Tammy Metzler
Ese día me miré al espejo y tenía granos adentro de los granos, toda mi cara me decìa “hola monstruosa!” y me fui a la guardia dermatológica y el tipo me explicó que la piel era psicosomática y muchas cosas más y me preguntó qué querés hacer? y yo me largué a llorar y le dije no sé. es increible pero llegando a la noche hice un click y la llamé a una amiga y llevé un vino a su casa y le dije “este vinito nos lo vamos a tomar como las princesas que somos” e hicimos un ritual de que ya no vamos a ser más unas boludas. yo tengo que cambiar y ella tambien tenía que cambiar y después de brindar unas cuantas veces ya nos sentíamos mucho mejor, mucho menos boludas, porque cuando pensamos en que el amor es una bola inmensa que va y viene y el mundo está lleno de gente hermosa y que está en todos lados, es mucho más incoherente encapricharse con que una sola persona te de bola y ahi te das cuenta de que no hay nada malo en que un día ames a alguien y al otro día ames a otra persona y a la semana te enamores de otro, y que ames por igual todas esas diferencias y ames diferente a la misma persona, y que derepente no ames, o que un día tu deseo sea uno y después de unos meses cambie, hasta podés entender que es un acto de amor decirle chau a alguien o cortar con tu novia o buscar a tu exnovia, o decir un día “con toda la gente amigos familia que está a mi alrededor que me quiere no sé por qué me interesa tanto encontrar siempre una persona específica” y comerte un asado y amarlos a ellos y en ese caso no hay miedo porque uno entiende que todos pensamos las cosas para mejor y ahi te das cuenta de que es una boludez ponerse mal o llorar o esperar a alguien que no sabés nunca si va a venir, es muy impresionante que después de haber tomado esas decisiones me miré al espejo y me veía mejor, mucho mejor, mucho más linda, entonces al otro día fui a la pc y te mandé un mail y te mandé a la mierda y cuando me di cuenta de que vos te enojaste y que no te iba a ver nunca más salí de mi casa como estaba caminé dos cuadras y después corrí corrí corrí no sabía dónde estabas pero llegué hasta avenida Jujuy y sólo podía ser una casa, pero toqué el portero y no atendió nadie entonces seguí caminando, me metí en once esquivé mucha gente, te busqué en la estación salí hacia corrientes y en corrientes me confundí mucho, todas eran posiblemente tu casa, entonces entendí que ultimamente estoy muy loquita y que está bien, que vos tenés razón, que no deberíamos vernos más.
Comentarios
Publicar un comentario