“vení! acercate perrito! no tengas miedo! qué lindo que sos. sos un cachorrito. se nota que sos cachorrito. qué lindo cachorrito que sos. sí, lo sos. un día te van a crecer las bolitas, y yo te las voy a chupar!”
Omar. 32
años. motoquero. hace mandados y cobranzas etc. Le fascinan las motos. El
piensa que las motos son parecidas a las mujeres. Para cada moto, hay una
mujer. Subirte a una BMW 1000 es como subirte arriba de un minón como Catherine
Fulop, o Ingrid Grudke. Subirte a una chopera es como subirte a una minita
rockabilly de pelo negro y tetas para afuera, con mucho animal print, y en
cambio, subirte a una scooter kymco es como subirte a la china que atiende en
la rotisería familiar de la esquina de su casa y que le gusta un montón.
En el Hoyts
del Abasto clausuraron el baño de mujeres porque dos tortitas lo usaron para
coger. ¿Por qué, loco? Es lo mejor que le pasó al BAFICI
Horacio se
inspiró en Karina y escribió “A donde vaya, me siguen tus piernas. Entre mis
apuntes están tus piernas, en las tareas que me da mi jefe están tus piernas,
en mi casa, en la cena con mi familia están tus piernas, en las calles de
Buenos Aires sólo quiero ver tus piernas. Tus piernas flacas. Tus piernas
blancas. Tus dos piernas. Me gustan mucho tus piernas.”
Denise
vende radios nextel. Ese es su trabajo y gana por comisión. Al principio todas
las ventas eran sinceras. Ahora ya no le importa si tiene que inventarles que
la radio tiene tantas multifunciones como letras hay en la sopa. no le importa
nada, y encontró una forma infalible, que la posiciona en el ranking one de los
vendedores de nextel. cada vez que un cliente tiene que firmar un contrato,
ella le da la birome con sonrisa insolente, le dice “leelo tranquilo”, se cruza
de piernas, estira la columna, se tira sobre la mesada, abre su boca carnosa, y
se come un choripán.
-sí, me
encanta esa peli. la ví el año pasado con mi ex novia.
-ah, no
sabía que sos torta. Yo pensé que no, por eso te invité a salir. che, se me
hace tarde, pidamos la cuenta. ¿pagamos a medias?
Marisa se
puso a hacer pole dance en la parada del colectivo y se quemó el brazo ¡La puta
madre!
Carmela
Chascomús tenía 6 años y vivía con sus padres en un departamento de Caballito.
Le habían regalado un changuito de supermercado para su cumpleaños. Su juego
favorito era descargar los cajones de su cuarto y llevarlos en el changuito
hasta la cocina. Después cambiaba los cajones de lugar y de esa manera había cubiertos,
vasos, paquetes de harina y yerba en su armario, y calzones, medibachas y
remeras en los cajones de la cocina. Un día la mucama de los chascomús fue a
limpiar la casa con su hija. Carmela y la hija tenían la misma edad y se
pusieron a jugar juntas y a descargar cajones. Pero la hija de la mucama se
aburría. Entonces jugaron a la novela. Le llamaron La Novela. Se acostaron en
la cama de Carmela, se taparon y se empezaron a besar como en las novelas.
Hacían la mimica de los besos pero sin lengua. Con los ojos cerrados,
frotandose una contra la otra. A veces Carmela abría de nuevo los ojos porque
con tanta acción se destapaba un poco. Cuando Carmela cumplió 13 no se acordaba
de nada. La hija de la mucama se acuerda. A esto los historiadores lo denominan
“Etapa Precolombina del Sexo.”
Luciana es
gorda, fea y tiene alitosis. Sin embargo es egocéntrica. Sale con un pizzero.
Le chupa la pija que da calambre. Ayer se la chupó abajo de un puente. El
viernes se la chupó en el jacuzzi de un telo. El telo más caro. Hubo un momento
sagrado, cuando se la estaba chupando, haciendo succión, primero lento y
después muy fuerte, con la boca pintada de rojo, el pelo caía sobre sus
hombros, y las tetas de Luciana chocaban y se rozaban contra las piernas del pizzero.
HMMMMM
Pablito. 16
años. Vivía en la calle. En la plaza anchorena. Su viejo estaba preso. Su vieja
estaba loca. El vivía en la calle, dormía en la calle, conocía la calle. Paula
tenía 15 años, era una pequeñoburguesa muy renegada. Le gustaba el rock, tocar
la guitarra en la plaza y fumar porro todo el día. Conocía a Pablito. Paula
detestaba a su familia. No había empatía. Sus viejos eran unos fachos. Un día
se putió con su viejo y la echaron de la casa. Paula les dijo “mejor que me voy
de esta casa de mierda”. Y se fue a la plaza anchorena. En el camino lloró un
rato. Se quedó a dormir en la plaza con Pablito, que muy cariñosamente le
prestó su colchón y su manta. En un momento de la noche ella se dió vuelta y
quedaron enfrentados. Se acercaron y se estrujaron. Pablo le respiraba en el
cuello. Los dos necesitaban estar cerquita y no sentirse solos.
-qué te
pasa? no te gusta?
-no, no me
gusta
-y
entonces?
-es que
estoy desconcentrada
-querés que
me vaya?
-y si nos
ponemos en pedo y después volvemos a probar?
Flavia y
Jorge se conocían de alternativa. Un boliche donde todos los pendejos hacían
cualquiera. Se hicieron muy amigos. Jorge estaba casi de novio con una amiga de
Flavia. Pero un día, tomaron birra con tafirol, y quedaron muy confundidos. En
un impulso se besaron. Jorge le acariciaba las piernas. Flavia tenía unas
medias de red muy sexies. Flavia estaba bastante caliente. Le subió la pollera,
se la quería coger, pero estaban muy confundidos, transando como revoleados. En
el medio de la confusión, él le acercó la pelvis y estaba todo borroso. Jorge
tenía la pija blandita. Parecía un chorizo de un frigorífico. Flavia se
acercaba como tratando, pero no iban a poder. Jorge dijo “esto se está poniendo
raro”.
Julia salió
de trabajar y se prendió un faso en la calle. La pararon. Los policías estaban
sacados. Violentos y drogados. Ella rogó, lloró, preguntó, pidió permiso para
hablar, se la llevaron igual. La subieron al patrullero y en la comisaría, le
sacaron el porro, las ratis la hicieron desnudarse para ver si no tenía más. La
manosearon toda. Julia pensaba “esto que están haciendo es ilegal”, “vayanse
todos a cagar”, y “a este lugar no quiero volver nunca más”.
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